diumenge, 4 de novembre del 2012

¿Habrá Megalópolis en el Futuro (II)?

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(viene del post "¿Habrá Megalópolis en el Futuro?" del blog "ET y esta crisis", o bien del futuro, de un post de este mismo blog de la Magia que se editará el 24 de febrero de 2013 :-D) 
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estimados lectores o lectoras: 

Bueno, pues, sin más preámbulos, continuemos con el relato, texto del futuro, genérico del lengyaje el femenino ;-) 
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Bien. Para mirar de completar este vistazo o intento de descripción general de la fisonomía urbana de mi ciudad, volvamos a los conjuntos de edificios de tres en tres, y analicémoslo un poco más en detalle, a ver si soy capaz de explicar a su vez lo de los sub-bloques que, en su versión más extendida y estándar, son siempre de catorce plantas.

Como básicamente los tres son iguales, fijémonos, por empezar por alguna parte, en el edificio central, y si examinamos con atención el inmueble veremos que su estructura general es la de un mega edificio redondo o circular, asentado sobre una hectárea completa de superficie, de aparentemente tan solo ocho súper plantas más la baja, con una separación entre ellas de unos cincuenta metros, aunque tal distancia en la baja y en la última es respectivamente de tan solo quince y treinta metros. 

Pues bien, dentro da cada una de sus siete megaplantas estándar, se albergan edificaciones a escala humana de catorce plantas con una altura entre pisos no superior a tres metros, edificaciones que no ocupan la totalidad de la superficie porque también hay calles e incluso zonas verdes, modestas, claro, pero calles y zonas verdes al fin y al cabo. En cada súper planta o nivel, sí. 

Los bajos de estos edificios, dentro de su megaedificio general, albergan la prestación de los servicios más básicos que cualquiera pueda precisar, y sus azoteas son el punto de encuentro vecinal, azoteas en las que, a menudo, en una parte de su superficie se halla ubicada alguna escuela infantil o guardería.

Como recordarán que nuestros edificios tienen tanta estructura subterránea como la emergida, les simplifico que la parte inferior se corresponde con exactitud a una imagen especular de la superior, si consideramos que el espejo es el nivel del suelo urbano aunque, obviamente, ni en tal parte subterránea, ni en ninguna, los sub-bloques van invertidos con la gente viviendo boca abajo. 

Esta distribución tridimensional permite que estos mega edificios sean, por supuesto, totalmente autónomos, pudiéndose hacer vida perfectamente en ellos con simplemente subir o bajar en cómodos ascensores-noria, y prácticamente sin desplazamientos horizontales, lo que sin embargo no quiere decir que de hecho no salgamos de ellos, porque sí lo hacemos. Pero, por poder, se podría vivir perfectamente sin abandonarlos nunca sin que ello fuera en menoscabo de los niveles de servicio y satisfacción de necesidades, base ésta, recordemos, imprescindible para que, sobre ella, cada una puede elaborar y desarrollar su propia y particular versión de lo que es la "calidad de vida". 

Cuando, como en el caso que nos ocupa, hay varios de estos edificios colindantes, airosos puentes-calle unen, al nivel de cada súper planta, la edificación central con sus gemelas situadas a, digamos, su derecha y su izquierda. Son puentes-calle de discreto ancho, no se trata de chafar visualmente a parte del vecindario más allá de lo estrictamente inevitable, pero como todo el rato estamos hablando de desplazamientos andando o correteando, el discreto ancho habilitado es suficientemente amplio, y hay buena protección lateral transparente tanto para prevenir accidentes como para evitar los siempre molestos vientos. En ello, en la triplicación del ámbito de desplazamiento disponible sin bajar a las "calles" de verdad, radica otro de los encantos de estos bonitos inmuebles así agrupados.

La omnipresente tridimensionalidad de este urbanismo contemporáneo no está ausente tampoco en nuestras dos fronterizas Zonas Francas, la del Norte y la del Sur, de abastecimientos y logística en general, pues dado el desorbitante volumen de mercancías que diariamente se han de mover en ellas para poder atender las necesidades de tan numerosa población como la de Ciudad Capital, por más intensivo uso que se hubiera hecho de su superficie bidimensional ésta habría resultado claramente insuficiente. 

Así que al final existen allí cinco niveles o plantas operacionales, aparte de un gigantesco almacén subterráneo de más de dos mil kilómetros cuadrados que, en realidad, parece ser que se hizo más por el capricho y la soberbia de hacer una mega construcción de tales características y sin columna alguna que no por verdadera necesidad, y que al final, en una gran parte de su extensión, se han reciclado, en ambas Zonas, en popularísimos macropuntos alternativos de encuentro ciudadano, aunque a mí, la verdad, y sin quitarle mérito alguno, no es que me seduzcan en exceso, y raramente acudo a ellos.

Nuestros edificios son muy bonitos y nuestras capacidades arquitectónicas pasman, y todas estamos encantadas con todo ello. Sin embargo, hemos de reconocer, y lo hacemos, que nada ha podido igualar la belleza de ese desaparecido ¿templo? de la Sagrada Familia que teníais entonces en este mismo territorio, bello como ninguno, que aunque soportó la temeridad de que construyerais un trazado de tren de alta velocidad justito al lado de sus cimientos, no pudo, sin embargo, resistir el paso de tantos miles de años. 

Pero, pese a nuestra avanzada tecnología y todo, no hemos podido ni sabido reconstruirla, a falta de los dibujos, planos y maquetas originales. Pero tal vez algo de su espíritu, de su voluntad de ser, de verdad, La Sagrada Familia de la Humanidad, sí que sobreviviera y aún sobreviva, y que esa fuera la causa no material de que se decidiera en su momento ubicar Ciudad Capital justo donde está, y no en ningún otro lugar. 

Así que "templo", y nada de "basílica menor" u otras chuminadas, que para lo único que valían era para retraer del razonable uso de tan magnífico escenario (como lugar idóneo para la contemplación, introspección o serena reflexión), no solamente a las agnósticas y ateas, quienes a pesar de todo allí siempre igualmente habrían podido y debido tener cabida, sino también a quienes, sintiendo tanta o mayor admiración por este emblema de la Humanidad, no profesaban en concreto la rama de la fe "correcta" en cada momento. Desvergonzadas usurpadoras, ¿cómo fue que no os gritaron a la cara que la Sagrada Familia, como todo, la edificó el esfuerzo y el trabajo de tanta gente conocida o anónima, y no otra cosa? 

Por supuesto  que una ciudad como ésta resulta, en principio, una auténtica pesadilla de contaminación, hasta el punto de que algunas teóricas y estudiosas apuntaron, antes de su plena construcción, que sería absolutamente inviable, inhabitable. Aunque no ha sido así, la realidad es que, como somos vigorosas, diariamente y solo como consecuencia de nuestra simple respiración, cuando estamos todas emitimos más de cuatro millones de toneladas de CO2 a la atmósfera desde esta superficie de tan solo 27.000 kilómetros cuadrados. 

Una tasa bestial, desde luego, pero para nada letal, mayor concentración de emisión se produce en cualquier estadio o polideportivo repletos, y no se ha de confundir la cualidad básicamente inerte de cara a los humanos del CO2 o dióxido de carbono, comparable en ello al nitrógeno (del que está compuesto el 78 % de la atmósfera y a nadie le pasa nada por ello), con la escalofriante capacidad letal del monóxido de carbono de fórmula CO, no los confundamos. No sé, algo así como no confundir los espantosos efectos deletéreos que, por separado, producen tanto el gas cloro como el metal sodio, con la inocuidad prácticamente absoluta de ese producto que componen cuando se juntan ambos elementos, la nada sospechosa de peligrosidad sal común, inocua incluso cuando se disocia al disolverse en el agua.  

Y algunas desventajas claras tiene, es evidente, un núcleo o modelo como el de mi amada Ciudad Capital, la más relevante de las cuales es la necesidad de hacer viajar a los productos agroalimentarios más millas de lo que sería seguramente deseable, pero tampoco se ha de exagerar la verdadera magnitud del problema pues solamente un tercio de la población mundial residimos aquí habitualmente, con lo que no nos es preciso ir a buscar los recursos alimentarios justa y precisamente en la otra punta del Planeta, como sí sucedería si todos y todas viviéramos efectiva y permanentemente aquí, y solamente este tercio de la población gastamos algo más de la cuenta en el transporte de alimentos, no la totalidad de la población, con lo que el problema real también adquiere las proporciones adecuadas de tan solo una tercera parte, como máximo, o menos, de lo que a primera vista pudiera parecer o aparentar. 

Igualmente está lo de la potencia disipada por nuestras actividades y el calor geotérmico resultante de tener hundidas nuestras entrañas hasta más allá de los trescientos metros de profundidad bajo tierra. Aunque gracias a los omnipresentes captadores SILMAE(*) una buena parte de tanto calor es reconvertida automáticamente en electricidad, que luego consumimos con lo que una parte se vuelve a transformar en calor, y vuelta a empezar el ciclo, y aunque sus células sean, que lo son, de muy alta eficiencia, siempre se producen pérdidas, y el resultado es que Ciudad Capital, según las condiciones atmosféricas puntualmente reinantes, anticiclones, borrascas y demás, tiene una temperatura de entre tres a siete grados por encima de lo que le correspondería. 

Ahora bien, como tal diferencial térmico con el entorno genera una permanente corriente de aire ascendente, la atmósfera de nuestra ciudad se ve constantemente renovada y reemplazada por las colindantes masas de aire comparativamente más frías que se abalanzan a ocupar el hueco dejado por nuestro aire recalentado al subir, y gracias a esta circulación no nos asamos realmente en según qué épocas del año, al paso que esa misma circulación también normaliza las tasas atmosféricas de CO2 y demás gases más o menos contaminantes. 

En verano, desde luego, en superficie puede llegar a hacer un calor abrumador e insoportable, pero  como habitualmente todas circulamos por la tridimensionalidad de la ciudad subterránea, que está climatizada al igual que todos los inmuebles, no nos enteramos mucho y, como compensación, los restantes meses del año en superficie hace un tiempo encantador por estas climatológicamente bendecidas latitudes. Bueno, eso cuando te quedan slots o pases para circular por la superficie, que esa es otra. Ya hablaremos, ya. 
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Bien, pues ya se proseguirá :-)  

saludos cordiales. 
ET & forrest gump. 
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3 comentaris:

  1. bueno... buenooo¡¡ :)

    estas fotos se parecen sospechosamente al VENUS PROYECT del tal fresco...

    cuidao forrest que el tal fresco en un globalista..

    y si creo en las megalopolis.. tipo MONTAVIDEO..

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    Bueno, he usado intencionadamente la palabra "Megalópolis", porque me interesa diferenciarlo del de simple "Gran Ciudad".

    Y en cuanto a las fotos, si en el texto no venía ni una, ni un gráfico, ¿cómo quieres que pueda tener imágenes de dentro de más de ventiséis mil años X-D ?

    Gracias, cross, por seguir por aquí ;-) :-)
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  3. Hola, estoy estudiando Imagen y me gustaría mucho saber donde está la ciudad de MONTAVIDEO porque tengo que hacer las prácticas precisamente de montaje de video y no sabía que había una ciudad que se dedicaba a eso.
    Espero la información, muchas gracias.

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