dijous, 24 de gener del 2013

Un modelo social del futuro (III) Matricentralidad y crecimiento humano

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Queridos lectores y lectoras: 
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El texto del futuro contiene partes o pasajes que, dada la brutalidad represora sexual tipo Sandra AMT dominante hoy en día en el mundo, difícilmente podrán ver la luz, ni aquí ni en parte alguna, en virtud de esa represión total existente, que estrangula cualquier posibilidad de, más allá de alguna tímida pincelada (y nunca seria), en absoluto querer abordar qué es lo que sería más conveniente para el correcto desarrollo afectivo erótico y SEXUAL de los niños, que representan, no lo olvidemos, y sin duda, no solamente el mejor segmento de la Humanidad, sino también su mañana, su futuro. 

Dado, no obstante, que el fascista misántropo ya no me dejará pasar ni una, y dando por descontado que éste, y quizá todos mis blogs, sí que serán cerrados, por su causa o acción, o la alguien tan fascista, imbécil y nocivo como él (asesino indirecto de niños, no lo olvidemos, por sus bien evitables derroches energéticos), he decidido sacar a la luz este post sobre la matricentralidad, comenzando a explicar un poco, solamente un poquitín, por dónde deberían ir las cosas si en verdad fuéramos una especie racional y, al tiempo, aspiráramos a ser felices y positivos toda nuestra vida.  

Sé que corro esos riesgos. Sin embargo, el único que me preocupa, en verdad, es la opinión que, a raíz precisamente de este post, a quemarropa y sin avisarle previamente, pueda pasar a tener sobre mí muy estimado socio Altair, la persona víctima de escarnios y suplantación por parte del asno facha parlante y sus secuaces (¿maderos?) 

Bueno, ustedes mismos juzgarán (nunca mejor dicho) Y no se corten: si se lo pide el cuerpo, insulten sin temor en la zona de comentarios, que para eso está abierta y no censurada, previamente o a priori, como otras, y sabido es que el insulto, la difamación y demás no son sino las argumentaciones o herramientas de que disponen quienes carecen de argumentos en verdad sólidos, y asentados en los hechos y en la Razón. 

Y no olvidéis, no olviden tampoco, que, como siempre en este texto, el genérico es el femenino, y no el masculino ;-)  


Matricentralidad y crecimiento humano


Así que vaya si han cambiado según qué cosas en el panorama social actual respecto del vuestro... 

Por citar algo, las humanas hace tiempo que dijimos adiós a cualquier posible complejo de Edipo (el de Electra nunca existió, por ser obvio que con quien preferentemente querían acostarse tanto los niños como las niñas era con su, aunque más o menos agraciada, siempre amada progenitora), pues ahora, para ser madre, se le exige a la candidata el compromiso firme de, ante solicitud explícita por parte del o de la menor, y solamente ante tal solicitud, no denegarle jamás por razón alguna (salvo que se esté realmente enferma, claro está, pudiendo demorar también lo preciso los encuentros, o interrumpirlos, si otras obligaciones esenciales hacia otros menores así lo requieren, y otras circunstancias similares) el acceso erótico o incluso sexual a su persona a esas sus hijas a quienes tanto promete que amará en el futuro, si bien a partir de que las menores cumplen los catorce, se tolera socialmente que ellas, las madres, puedan emprender moderadas intentos o maniobras tanto de negativa como de seducción, quedando no obstante libres de toda obligación al respecto al alcanzar su descendencia la mayoría de edad, y pasando, a partir de ahí, a tener entre y con ellas el vínculo adulto que les dé libremente la gana adoptar o asumir a las partes implicadas. 

Porque por supuesto que para poder ser madre se requiere la autorización social. Claro que no se impone castigo específico alguno a quienes no cumplan con este requisito, pero los usos sociales vigentes requieren de la ciudadanía un compromiso serio general en pro de la sostenibilidad, ese compromiso incluye un control demográfico estricto, y este compromiso social es cumplido fielmente por una gran, inmensa mayoría de tal ciudadanía. 

Y es que ese bien antes tan escaso llamado inteligencia, hoy, afortunadamente, abunda por doquier, y por fin se ha llegado a la mejor aproximación posible de la utópica propuesta de que toda mujer pudiera libremente decidir cuántas hijas deseaba tener. Teniendo en cuenta lo bien que nos conservamos y siendo conscientes de que estamos hablando de períodos de fertilidad femenina superiores a cuarenta años, parece evidente que, sin ese compromiso social, la tasa de natalidad se dispararía al alza, lo cual, como especie, es incompatible con nuestra firme, decidida y mantenida apuesta por la sostenibilidad.

En torno a cada tema concreto, es prioritario el interés social que no el individual, se hable de lo que se hable, pues ello es uno de los principios básicos de cualquier sociedad, ya que precisamente para eso existe, para, por más que evidentemente se ha de procurar y se procura evitarlos, en caso de conflicto de intereses hacer prevalecer, respecto a cada cuestión o derecho en litigio, el criterio social sobre el individual. 

La Tierra carece de recursos infinitos e inagotables, por más tecnología y energía de la que dispongamos, y cualquier sociedad humana que, sin padecer más traumáticos colapsos, quiera sobrevivir indefinidamente como especie sobre este mundo durante al menos esos quince millones de años propios de muchas especies superiores, ha de racionalizar y solucionar los desafíos que tales límites del Planeta le plantean.

Vosotras, mayoritariamente, optasteis por decir que "sí, si, claro", pero sin de verdad afrontar el problema, y enseguida mirabais para otro lado cuando por doquier se podía constatar que, salvo entre las capas intermedias de los países más ricos, la deseable utopía de no más de dos hijos por mujer y preferiblemente solo uno no se cumplía ni por asomo, y en el momento de vuestra catástrofe alcanzasteis una cifra de población similar a la actual, cuando por vuestro real desarrollo tecnológico, político y económico no estabais en condiciones de poder albergar, en condiciones dignas y suficientes, apenas si a la décima parte de esa cifra. Sí, si las cosas hubieran sido de otra manera, la cifra habría podido ser mayor, pero la realidad era la que era, no la ucronía de lo que "podría haber sido". 

De todas formas, la práctica cotidiana y habitual, en el ejercicio y cumplimiento de ese control demográfico, es la de incondicionalmente dar el visto bueno social al primer hijo o hija, y tampoco se suelen poner grandes trabas de cara a autorizar un segundo embarazo, aunque, a partir de ahí, no llega ni a un uno y medio por ciento el caso de terceros o aún más posteriores embarazos solicitados que se autorizan.

Por cierto, quizá os sorprenda saber que la metodología hoy en día más habitual y más empleada para quedarse embarazada es mediante la inseminación artificial, hasta ese punto hemos llegado a tener claro que sexo y reproducción son cosas diferentes. 

Al efecto, existen unas diminutas neveritas domésticas especiales para muy bajas temperaturas que la Administración Redistribuidora le regala a todas las chicas al cumplir la mayoría de edad y en las que, previa adquisición de las necesarias muestras de semen (mediante el proceso que se describirá enseguida), poniendo la muestra finalmente elegida a la adecuada temperatura, y autoaplicándosela vía vaginal cuando a una le venga mejor dentro de los márgenes temporales que oportunamente señalan los sensores del pequeño y ligero artefacto, proceso completado.

Y a partir de ahí, a seguir follando con quien se quiera, con la seguridad total de que a esta inseminación artificial no se le conocen fallos. Bueno, si que hay unos cuantos días previos a la autoaplicación en los que a nadie (masculino) se le puede dejar entrar, salvo que sea el elegido como padre biológico, pero en el marasmo sexual en que vivimos inmersas, a nadie le preocupa mucho que durante dos o tres días no se le pueda meter a alguien, y a esa alguien, satisfecha como constantemente se ve por tantos otros caminos alternativos al coito, tampoco le va a preocupar gran cosa abstenerse tan solo de los placeres vaginales, que no de los carnales.

A fin y efecto de que tal modalidad gratuita de reproducción tecnológicamente asistida funcione, cada varón fértil efectúa, de modo totalmente voluntario, una donación periódica de su semen a un banco de esperma quien, a cambio, le hace entrega de una clave digital. A partir de ahí, el varón de turno le cederá una autorización de uso a cualquier mujer que, habiéndose ya acostado previamente en alguna ocasión con él, pueda solicitársela, y ésta ya se encargará de, en su caso, hacer efectivas telemáticamente ante el banco de esperma las autorizaciones que estime oportuno, sabiendo que puntualmente llegarán a su domicilio las remesas que haya solicitado, todas las muestras bien etiquetaditas y tal. 

En la práctica, y salvo en lapsos relativamente breves, lo habitual es que las mujeres tengan su personal neverita (por lo general coquetamente tuneada y personalizada) completamente vacía y desconectada para que no consuma inútilmente energía porque, ¿para qué íbamos a derrochar recursos en distribuir y distribuir muestras embotelladas de semen que nadie desea en realidad recibir? ¿por hacer gasto?

Las mujeres también pueden, por supuesto, solicitar quedar embarazadas de alguien con quien nunca hayan mantenido ni vayan a tener relaciones orgásmico sexuales, pero ello es sumamente inhabitual, supone todo otro procedimiento bastante más complejo, no es gratuito y, en general, se deniegan bastantes solicitudes. 

Sin embargo, tal estado de cosas no parece preocupar para nada a la inmensa mayoría de las mujeres que, por el contrario, y al igual que la práctica totalidad de los varones, aprueban con un notable alto a la Administración Redistribuidora también en esa faceta de la gestión de los bancos de esperma, siendo el argumento moneda de cambio el que no porque se tenga acceso a una determinada tecnología se ha de necesariamente hacer servir más allá de lo correcto y normal. 

Socialmente, el posicionamiento híper mayoritario es que nos negamos a que nuestra tecnología esté, en cuestiones tan serias como ésta, al servicio de los caprichos humanos, que para eso bien que, a cambio, cumple admirablemente sus funciones de proveer y satisfacer las necesidades reales, que es su objetivo. 

No obstante, tales restricciones no son de aplicación, claro está, en el caso de las mujeres que resultan ser infértiles, quienes por supuesto, y con carácter totalmente gratuito, tienen a su alcance y servicio los medios y procedimientos artificiales biotecnológicos adecuados para que, igual que cualquiera otra, puedan procrear, y aún optar, por qué no, a lo del tercer hijo y demás. Sin embargo, la realidad es que más de la mitad de las afectadas no hacen uso nunca de ese respaldo, porque están convencidas que si son así, infértiles, deben de ser coherentes con lo que les dicta la Naturaleza, y optan por no tener descendencia.

La tercera criatura o posterior que algunas puedan ver que se les autoriza se deberá a la generosidad de aquellas otras mujeres que libremente hayan decidido tener una o ninguna hijas, generosidad que da, justito, justito, para que algunas puedan ver socialmente autorizado ese tercer hijo o hija o posterior, porque de las teóricas plazas que esa generosidad deja libre se han de descontar los partos múltiples, gemelitas y tal, y la cosa no da para mucho más, porque un muy elevado porcentaje de las mujeres (y pienso que yo también así lo haría si fuera una de ellas) decide tener "sus" dos hijas y luego ya se verá, y la cifra de nacimientos socialmente no autorizados que realmente se da, sin ser exagerada, se come otra buena parta de esas teóricas plazas libres dejadas por las generosas. 

Y claro está, para controlar las cifras también contamos con el hecho favorable de que, sin intervenir para nada con procesos de preselección del sexo, el número de nacimientos de niñas sigue siendo algo inferior al de niños (aproximadamente 47 a 53), como casi siempre, pese a lo cual, por su mayor sensatez general y salvo en períodos como el actual, la mayoría demográfica sí la constituían las féminas, pues vivían más tiempo, mientras que ahora varones y mujeres venimos a vivir más o menos igual. 

Ahora, en lo que está todo el mundo hoy en día de acuerdo es en que carece de sentido andar repitiendo los experimentos genéticos, por lo que toda mujer siempre busca distintos padres o donantes para cada una de las hijas que vaya a tener. Las gemelas, trillizas y demás son socialmente tan apreciadas como las demás, pero son los únicos casos concretos en los que se produce una similaridad genética que no sería bueno que se produjera en la especie más allá de lo que aleatoriamente, mediante tales partos múltiples, toque y corresponda. 
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Pues nada, que me sea leve, y que Altair no se me enfade, que, al fin y al cabo, este es el blog críptico y de las "cosas raras", no el más formal, y donde más a menudo colabora él, de "ET y esta Crisis". 
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saludos cordiales. 
ET & forrest gump. 
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la que encontré y mejor cuadraba, pues está inundada de Amor, careciendo, por tanto, de intención otra alguna; por eso, dejo en ella, sin problemas, ese nombre legible, ese nombre como podría ser cualquier otro, o ni tenerlo.

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5 comentaris:

  1. De perdidos al río, ¿eh, forrest?

    De todas formas, admiro su valor.

    No se preocupe por enfermizas acusaciones de dementes, la gente sensata diferencia entre tendencias, intenciones, y acciones, tal y como ha dejado bien claro usted en su post de la anorexia sexual.

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  2. No me enfado xD Como bien pone en mi nick, soy medio griego, la civilización que más cerca estuvo de la Racionalidad, así que, aunque ni loco yo personalmente haría eso, se que es lo mejor para las generaciones futuras (las actuales estaríamos brutalmente incómodos así xD)

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    Respostes
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      Si te entiendo lo que dices, pero no tiene por qué ser así: ¿no dice el post que la "cosa" sólo tiene sentido a iniciativa del o de la menor? Pues si ya tal sujeto, por la falta de libertad vivida, más bien que, en general, como que no, con que se vaya aceptando esa variación de la pauta en un plazo razonable, pero dilatado de tiempo...

      Porque, no sé por qué motivo, siempre se tiende a pensar en cambios bruscos, imposibles en realidad, y seguro que hasta indeseables, cuando sencillamente lo que se hace es dar el destino, la meta, pero sin posibilidades de que un único individuo, o bien un grupo muy reducido, pueda "dictar", "decidir" o incluso "definir", cuál ha de ser el camino concreto a seguir.

      Por lo tanto, solamente cabe pensar en una ordenada y paulatina transición, en este y en cualquier otro aspecto esencial, que no será posible completar con éxito hasta que, pacíficamente y por muerte natural, se extingan los últimos humanos que aún no crecieron o crecisteis en libertad.

      O sea, que os tocaría ser, en el mejor de los casos, nuevos Moisés con la Tierra Prometida a vuestro alcance, pero sabiendo que vosotros, en concreto, ya no la llegaréis a pisar, aunque sí a entrever, si recuperáis suficientemente la "vista".

      PROBLEMA: ¡snif :''-| !, ya no disponemos-disponéis de tiempo para realizar esa ordenada transición, por lo que es normal que esa sociedad "ideal" se sitúe en el año 3434 de aquella Feliz Era que, recordemos, en realidad es el 28.251 según nuestro cómputo de tiempo actual, basado en el presunto nacimiento de un tal Jesucristo.
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    2. Si tú mismo dijiste que de hierro y otros metales muy comunes no nos va a faltar para lo necesario, el único problema es que sí, hay, pero se necesita un modelo social diferente para con low-tech aprovecharlo y que nos de, porque no será tan abudante como hace 300 años.

      Y aquí es cuando se debería crear una Aministración Redistribuidora. Pero como la mayoría de Utopías, fracasaría por el desorden mental/emocional de muchos de los humanos que aún caminan sobre el planeta, como pasó con el Comunismo Ruso, por culpa de la plebe y el gobierno.

      Entonces, para arreglar ese deficiente "factor humano" que todo lo jode, hay que pasar al poliamor.

      Cómo?? Primero, en las escuelas libres enseñando que sexo y reproducción están separados y abolir el matrimonio.

      Segunda generación---> Introducir la matricentralidad y el poliamor.

      Tercera generación---> Poliamor a tope, vivir con la familia hasta los 15 en su "grupito" y irnos a esa edad o más tarde a otro grupito de amigos preferentemente de nuestra edad (auque no tiene porqué), osea, nuestro grupo poliamoroso.

      Y los viejos de ese entonces moriríamos contentos :D

      Después, claro, habría que pensar en un plan expansionista y pacífico de esta gran y nueva cultura :P

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    3. ---

      Pues justo la próxima entrega de esta serie sobre un modelo social del futuro versará precisamente sobre ese vivir en el Poliamor de que hablas.
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